Su infancia transcurrió entre los campos de cosecha de la familia Tronda y su Helvecia natal, en el norte santafecino.
Daniel en Noche Buena, solo pica algo a la pasada en la casa de alguno de sus hermanos y sale a recorrer la ciudad hasta el casi el amanece, hace 6 años que lo hace y esta navidad dice que es diferente, así lo sentimos todos cuando supimos lo que le pasaba y la criticas que por un momento lo encontraron sin ganas de seguir vistiendo el traje.
“Lo que necesites”, “Seguí Dani”, “No aflojes que eso te gusta”, fueron algunas de las tantas muestras de cariño en la calle, dice. Sin dudas que todos fuimos testigos del cariño expresado en las redes sociales con Daniel. Pero quien es Daniel Narváez?
Desde la media tarde, Daniel se coloca el traje y sale en sulki, a recorrer la ciudad, porque es nuestro Papá Noel, el que hace más de un mes recorre las calles. Hoy el brindis es en la vereda de alguna vivienda, con aquellos que salen para verlo, mientras los chicos a gritos lo llaman.
Hace años Fabián Cuello lo convoca para vestir traje y recorrer algunos lugares llevando golosinas, por una remuneración al final del día. Pero el cariño que encontró en aquella primera visita al Hogar de Ancianos y el amor de los chicos, sus rostros de alegría mientras le gritaban Papa Noel, corrían y lo abrazaban, cambio su idea de lo que estaba haciendo. Lo pensó, lo pensó y se lo comento a una amiga, deseaba convertirse en el Papa Noel de los más vulnerables, Ana le busco un traje por internet y le prestó la tarjeta para comprarlo. Lo hizo caminando, luego en bicicleta, hoy en un sulki prestado por un amigo, al igual que el caballo que lo tira
Cada año le ofrecen dinero para estar en comercio en vísperas de la Navidad, pero no lo acepta, su gratitud esta en el cariño de los chicos, cuenta. “Los chicos vienen corriendo a los gritos «Papá Noel, Papá Noel, con eso son felices, eso es impagable”, sostiene.
Sin trabajo fijo, también como seguridad, estos días alterna sus tiempos, entre armar las bolsitas con caramelos, y las changas que hace. “Hace dos años estuve internado, las emociones y el desgaste fueron muchos”, ríe un poco y confiesa que los brindis también le hicieron mal.
«Cuando arranque encontré el gran apoyo de mi familia, yo tenía que poner algo de dinero para la casa, y mi mama, no me decía nada, yo gastaba en bolsas de caramelo para dársela a los chicos. Mi mama me banco, hace pocos meses ella se volvió a Helvecia con uno de mis hermanos, somos seis, cinco estamos acá. La vida no nos fue fácil, en navidad no importaba los regalos, si teníamos algo para comer éramos felices».
Daniel entusiasmado abre las cartas de los niños del CAI, mira una y otra vez los dibujos y garabatos que le llenan el alma. “No fue una infancia fácil, nos criamos a la par del viejo, que trabajaba en el campo, en el 90 nos instalamos definitivamente en Roque Pérez, los más grandes intentamos que los demás pudieran estudiar, mi hermana logro ser enfermera”, cuenta.
Quiero que mis sobrinos tengan lo que a nosotros nos falto, una navidad distinta. Semanas atrás cuando se dio lo de las criticas, las sobrinas le dicen, “Vamos tío, vamos Papa Noel, seguí con lo que te gusta y me largue a llorar”, cuenta Daniel, quien se quiebra y quedamos en silencio frente al grabador.
La historia de Daniel puede ser como la de muchos, infancias difíciles, pero hoy busca recuperar y mantener la magia navideña para los más chicos, seguramente en algunos años, habrá chicos y chicas que digan, yo conocí a Papá Noel.
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